Para que el usuario corporativo no se convierta en un talón de Aquiles para la seguridad de la entidad cuando actúa como usuario final, el propio Institucional Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) nos recuerda algunas buenas prácticas:
- Utilizar contraseñas robustas.
- Cambiar periódicamente la contraseña.
- Revisar la configuración de privacidad de las redes sociales.
- Instalar complementos de seguridad en el navegador.
- Realizar únicamente compras a través de webs de confianza.
- No introducir nuestros datos privados a la ligera en cualquier página (podría ser suplantación de identidad - mira siempre la URL).
- Verificar que la Wifi pública gratuita sea real y no suplantada.
- Proteger la conexión a la red WiFi con un cifrado fuerte.
- No creerse todo lo que se vea online.
- Proteger la información que se maneja.
Pero esto no es suficiente, son solo unas buenas prácticas que toda empresa o que realmente cualquier profesional debe llevar a cabo. Pero, además, toda empresa debe invertir en materia de ciberseguridad. No importa el tipo de empresa o el tamaño, cualquiera podría enfrentarse a un posible ataque informático y perder información, no poder atender a tiempo sus compromisos, no poder ofrecer a los clientes los servicios contratados o simplemente impedir el acceso a sus propios trabajadores.
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